Cómo ha evolucionado el virus del herpes labial

La cepa del virus del herpes que causa llagas en los labios, llamada HSV-1, se pensaba que había surgido en África hace más de 50.000 años. Sin embargo, un reciente estudio indica que su origen es mucho más reciente: hace unos 5.000 años, en la Edad del Bronce.

El ADN extraído de los dientes está llevando a una visión sorprendente del herpes labial.
El ADN extraído de los dientes está llevando a una visión sorprendente del herpes labial.

Los hallazgos de esta investigación sugieren que el cambio en las prácticas culturales durante la Edad del Bronce, incluida la aparición de besos románticos, podría haber influido en el ascenso meteórico del HSV-1.

Éste y otros estudios relacionados con el ADN extraído de los dientes están llevando a una visión sorprendente de la enfermedad, señala Christiana Scheib, bióloga arqueomolecular de la Universidad de Tartu en Estonia. "Todos los patógenos que tenemos hoy en día fueron una vez nuevas infecciones", agrega "Es importante estudiar el ADN antiguo para que podamos comprender estas experiencias pasadas y mantener a las generaciones futuras a salvo de las epidemias".

Los dientes, depósitos de patógenos

Los dientes son cofres del tesoro para el ADN antiguo, debido a su capacidad para proteger las moléculas biológicas de la degradación. En la última década, los científicos han utilizado tecnologías de secuenciación cada vez más poderosas para reconstruir los genomas de humanos y animales muertos hace mucho tiempo, el más antiguo es un mamut que murió hace 1,6 millones de años, utilizando ADN encontrado en sus dientes.

Los molares, incisivos, etcétera, tienen vasos sanguíneos en sus raíces, por lo que cuando una persona o animal muere, estos huesos se convierten en depósitos de cualquier patógeno

En el proceso, también han clasificado el material genético de bacterias y virus conservados en los dientes. Los molares, incisivos, etcétera, tienen vasos sanguíneos en sus raíces, por lo que cuando una persona o animal muere, estos huesos se convierten en depósitos de cualquier patógeno que se moviera a través de su torrente sanguíneo en el momento de la muerte.

Esto ha ayudado a "un tipo de conocimiento completamente diferente al que accedíamos antes", apunta Martin Sikora, investigador de genómica antigua en la Universidad de Copenhague en Dinamarca.

Dos tercios de la población mundial menor de 50 años portan el HSV 1, según la Organización Mundial de la Salud.
Dos tercios de la población mundial menor de 50 años portan el HSV 1, según la Organización Mundial de la Salud. Foto: IStock.

Esta información genética ha proporcionado a los investigadores evidencia molecular para identificar cuándo y dónde estaban los patógenos en un momento dado, desvela Sikora.

En 2013, los científicos utilizaron ADN extraído de los dientes para confirmar que la plaga de Justiniano, que se extendió por el Mediterráneo y el norte de Europa en el siglo VI, fue el primer brote importante de la bacteria de la peste Yersinia pestis. Y, en junio, un grupo diferente de investigadores informó que la cepa de Y. pestis, que lanzó la Peste Negra, que mató a más del 60% de las personas en algunas partes de Eurasia en el siglo XIV, probablemente evolucionó en lo que ahora es Kirguistán, según la base del ADN de los dientes encontrados en esa región.

La cepa del herpes oral

El estudio del ADN antiguo también ayuda a los investigadores a aprender sobre la historia de patógenos menos mortales, como la cepa de herpes oral que. Actualmente, infecta a aproximadamente dos tercios de la población mundial menor de 50 años. En 2016, Scheib y sus colegas buscaban rastros de Y. pestis en un diente de 600 años de antigüedad de un adolescente que murió en el Hospital St John en Cambridgeshire, Reino Unido, cuando se toparon con secuencias genéticas que parecían coincidir con las del VHS-1.

Los investigadores, finalmente, encontraron y extrajeron ADN de herpes de los dientes de tres personas que murieron con infecciones activas, incluida una joven enterrada fuera de lo que ahora es Cambridge, Reino Unido

Hasta ese momento, "no había ADN antiguo de herpes publicado en absoluto", explica. El genoma del herpes más antiguo registrado era de alguien que vivía en Nueva York en 1925.

El descubrimiento llevó a Scheib y sus colegas a buscar signos de herpes en otros restos. Para ello, el equipo necesitaba encontrar personas que habían muerto con infecciones activas. HSV-1 pasa la mayor parte de su tiempo escondido en el sistema nervioso de su huésped. Pero, durante los momentos de estrés, el virus se mueve hacia el torrente sanguíneo y se convierte en herpes labial.

Después de clasificar docenas de restos, los investigadores, finalmente, encontraron y extrajeron ADN de herpes de los dientes de tres personas que murieron con infecciones activas, incluida una joven enterrada fuera de lo que ahora es Cambridge, Reino Unido, en el siglo VI.

Otra muestra se tomó del esqueleto de un joven adulto varón de finales del siglo XIV enterrado en Cambridge.
Una muestra se tomó del esqueleto de un joven adulto varón de finales del siglo XIV enterrado en Cambridge.

Al evaluar las mutaciones genéticas que evolucionaron entre los cuatro genomas antiguos y compararlas con las cepas modernas de HSV-1, los investigadores dedujeron que todas tenían un ancestro común que apareció hace unos 5.000 años. Antes de esto, circulaban diferentes versiones del herpes, declara Scheib. Pero, el HSV-1 evolucionó para superarlas despiadadamente.

Besos románticos

Exactamente lo que llevó a esta nueva variedad de herpes a ser más exitosa que las versiones anteriores aún no está claro. Pero, Scheib defiende que el análisis del equipo sugiere que el HSV-1 surgió durante un período de intensa migración durante la Edad del Bronce, mientras se movían a Europa desde los pastizales de la estepa de Eurasia.

Podría haberse extendido con la práctica de los besos románticos, que se inventó hace unos 3.500 años en el subcontinente indio y, probablemente, se retomó más tarde en Europa

Y también podría haberse extendido con la práctica de los besos románticos, que se inventó hace unos 3.500 años en el subcontinente indio y, probablemente, se retomó más tarde en Europa, durante las campañas militares de Alejandro Magno en el siglo IV.

El herpes, generalmente, se transmite de padres a hijos a través del contacto cercano. Los besos románticos podrían haber proporcionado al VHS-1 una ruta más rápida para infectar a las personas y podrían haber ayudado al virus a superar a las versiones anteriores del herpes, señalan los investigadores.

Desentrañar completamente la historia del herpes y otros patógenos requerirá muestras más antiguas y geográficamente más diversas, pero este estudio es un buen ejemplo del tipo de información a la que se puede acceder con ADN antiguo, asegura Daniel Blanco-Melo, virólogo evolutivo de la Universidad de Washington, en Seattle.

Fuente: Nature.