La Guerra de Sucesión Española fue una disputa dinástica, que se transformó en una cruel y larga guerra internacional que marcó para siempre los destinos de toda Europa. De esta manera, España perdió su papel como potencia hegemónica en Europa, cediéndoselo a Inglaterra, que fue el país más beneficiado tras la contienda.
El origen de este conflicto, que involucró a casi todas las monarquías del continente, se remonta a la muerte de Carlos II de España, quien no dejó descendencia, pero propuso en el testamento que el heredero al trono fuese Felipe de Borbón (1683-1746), nieto de Luis XIV, en su momento rey de Francia.
En un principio este hecho no tuvo ninguna oposición. Todos los soberanos -a excepción del emperador de Alemania, Leopoldo I- reconocieron al duque de Anjou como rey de España. En abril de 1701, Felipe V hizo su entrada en Madrid. Sin embargo, las provocaciones de Luis XIV hicieron cambiar la situación.
Todos los soberanos -a excepción del emperador de Alemania, Leopoldo I- reconocieron al duque de Anjou como rey de España
En febrero de 1701, dio a entender que su nieto podría, en determinadas circunstancias, conservar sus derechos sobre la corona de Francia. De esta manera, se retractaba de las garantías dadas de que Francia y España no se reunirían jamás bajo la autoridad de un único rey. Al mismo tiempo, actuando en nombre de Felipe V, Luis XIV ocupó los Países Bajos.
Inicio de la Guerra de Sucesión Española
Las monarquías reinantes formaron una coalición en septiembre de ese mismo año, que declaró la guerra a Francia y España en junio de 1702. Portugal se unió a ella en mayo de 1703.
De esta manera se desencadenó un conflicto continental entre dos bandos bien diferenciados: Austria, Rusia, Aragón, Portugal, Holanda, Prusia y Saboya, que temían que la unificación de Castilla y Francia trajera consecuencias territoriales sobre Europa por una parte y los reinos de Castilla y Francia, que defendía a Felipe de Borbón como nuevo rey.
Esta Guerra de Sucesión Española también se consideró una guerra civil, ya que en los propios territorios hubo enfrentamientos entre defensores de uno y otro bando. En este conflicto perecieron unas 600.000 personas.
Fin de la contienda
La guerra terminó con el triunfo de Felipe V. Junto a las victorias militares de Almansa, Briguega y Villaviciosa, un acontecimiento internacional fue clave para entender el final del conflicto: la muerte del emperador Leopoldo I y su heredero, provocó que su otro hijo, Carlos de Habsburgo, se convirtiera en 1711 en emperador de Alemania, desinteresándose éste por su aspiración a reinar en España.
La muerte del emperador Leopoldo I y su heredero, provocó que su otro hijo, Carlos de Habsburgo, se convirtiera en 1711 en emperador de Alemania, desinteresándose éste por su aspiración a reinar en España
Asimismo, sus potencias aliadas, Inglaterra y Holanda, pasaron en ese momento a admitir con cierta cautela la posible unión de España y Austria bajo un mismo monarca. Además, habría que tener en cuenta el cansancio de los combatientes, que llevaban 12 años en el campo de batalla. Todo ello llevó a Inglaterra a presionar para firmar la paz.
El inicio de la hegemonía británica
La paz de la Guerra de Sucesión Española se selló con una serie de tratados bilaterales entre los países participantes. El principal de todos ellos fue el Tratado de Utrecht, firmado entre España e Inglaterra en 1713, que significó el inicio de la hegemonía británica en Europa.
Y es que Inglaterra resultó muy beneficiada. Obtuvo la demolición de la base naval de Dunkerque, el asiento de negros, el monopolio de introducir esclavos negros en América española durante treinta años, y el llamado navío de permiso, autorización para enviar a América un navío con 500 toneladas de mercancías, lo que conllevaba una puerta para romper el monopolio comercial con América. Además, territorialmente, consiguió Gibraltar y Menorca para controlar el Mediterráneo occidental, y Terranova, cedida por Francia con una gran importancia pesquera y en una posición estratégica para adquirir Canadá.
España, la gran perjudicada
En cuanto a España, la Guerra de Sucesión Española supuso la aceptación de Felipe de Borbón (Felipe V) como rey de España y la instauración de una monarquía absolutista, a cambio éste renunciaba a cualquier posible derecho a la corona francesa. Sin embargo, Felipe V había fracasado en la misión por la que fue elegido como sucesor de Carlos II: conservar íntegros los territorios de la monarquía.
La Guerra de Sucesión Española supuso la aceptación de Felipe de Borbón (Felipe V) como rey de España y la instauración de una monarquía absolutista
Su ascenso al trono significó también el establecimiento de la Ley Sálica, como parte de las reformas borbónicas. Estas reformas tuvieron una fuerte inspiración en el modelo de gobierno francés. La nueva casa reinante introdujo nuevas estructuras y procedimientos, como las Intendencias que fueron importadas de su país de origen. Por otro lado, las cortes del reino de Aragón y Cataluña fueron absorbidas por Castilla, y beneficiadas por las nuevas relaciones comerciales.
Más tarde, el 6 de marzo del año 1714 se firmó el Tratado de Rastatt, por el cual los Países Bajos españoles y los territorios italianos (Nápoles y Cerdeña) pasaron a Austria y el reino de Saboya se anexionó la isla de Sicilia.
En definitiva, España fue la gran perjudicada de esta guerra. Perdió territorios e influencias que nunca más volvería a recuperar, tras vivir dos siglos de auténtico esplendor gracias al descubrimiento de América.