El mundo celebra virtualmente el 75 aniversario de la liberación del campo de Mauthausen

El antiguo campo de concentración nazi de Mauthausen, usado para crear mano de obra esclava y liberado el 5 de mayo de 1945, era uno de los más temidos de la época. Unas 100.000 personas, entre ellas, 4.816 españoles republicanos, fueron asesinadas en él.

Mundo Geo

https://youtu.be/0tsjgCsp-RE

"Le invitamos cordialmente a participar en la virtual Celebración Internacional de la Liberación el 10 de mayo de 2020, de 11.00 a 12.00 horas (09.00-10.00 GMT)", que tendrá lugar bajo el lema "Humanidad sin fronteras", reza un comunicado publicado por el Comité Mauthausen Austria. En la conmemoración se espera contar con la participación del Presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, así como con declaraciones de testigos, además de contribuciones de vídeos y música.

Nada, ni siquiera la COVID-19,  impedirá este año la celebración del 75 aniversario de la liberación de Mauthausen, un acto al que tradicionalmente acuden varios miles de personas y que se ha venido celebrando ininterumpidamente desde 1946 el segundo domingo de mayo. Sin embargo, las restricciones impuestas por Austria para contener la propagación del coronavirus hacían temer lo peor. Afortunadamente, la tecnología ha hecho posible la conmemoración.

El año pasado, unas 9.000 personas de diversos países participaron en esta conmemoración, que a pesar de la COVID-19 mantendrá su carácter internacional, dado que más del 90 por ciento de los prisioneros y sus campos adyacentes no eran alemanes ni austríacos.

Además, nuevos testimonios y aportes de diversa índole se ofrecerán en las "Semanas de Conmemoración" del 26 de abril al 20 de mayo, también en la red electrónica.

Toda la información al respecto es accesible en la web https://www.mkoe.at/en.

Un campo atípico

Situado a unos 200 kilómetros al oeste de Viena, Mauthausen era el campo más grande que hubo durante el nazismo en Austria (1938-1945). Fue creado en 1938 por orden de Heinrich Himmler para explotar las minas de granito de la zona y producir el material de construcción necesario con que embellecer el empedrado de las calles de Viena y de Linz.

Unas 200.000 personas de un centenar de nacionalidades fueron internadas allí durante la Segunda Guerra Mundial. 90.000 de ellas murieron directamente o por las pésimas condiciones de vida y trabajo forzoso a las que fueron sometidas.

Mauthausen formaba parte de un nudo de comunicaciones entre Alemania y Austria, y fue utilizado como centro de trabajos forzados y campo de exterminio

Junto a este campo se abrieron decenas de campos auxiliares que funcionaron como auténticas morgues. El más importante de ellos fue el Gusen I.

Ambos campos fueron canteras desde la que se extraían la piedra utilizada en las grandes infraestructuras bélicas del III Reich, así como lugar de negocio con las empresas auxiliares. Las duras condiciones de vida, las cámaras de gas, los experimentos médicos y las palizas de la SS y las enfermedades se llevaron decenas de miles de vidas en Mauthausen. 

Del más importantes de los campos austríacos se conservan numerosas dependencias que causan un gran impacto en los visitantes, entre ellas los hornos crematorios o la cámara de gas, pero la llamada "escalera de la muerte" es uno de los restos arquitectónicos del campo que más impresiona. 

Escalera de la muerte en el campo de exterminio de Mauthausen.
Escalera de la muerte en el campo de exterminio de Mauthausen.

Por los 186 peldaños de esta escalera subían los prisioneros cargados con pesados bloques de granito. A veces, cuando llegaban arriba, los guardianes de los SS los empujaban y los hacían caer en cadena.

Por sus condiciones y su final, Mauthausen fue un campo atípico. A diferencia del resto de campos de exterminio, los presos se organizaron aprovechando la debilidad de sus carceleros y comenzaron a preparar su propia liberación, algo que finalmente se produjo el 5 de mayo de 1945 con la llegada del 41 escuadrón de reconocimiento de la 11ª división armada del ejército de los Estados Unidos, liderado por el sargento Albert Kosiek.

El campo de los españoles

Mauthausen era conocido como el campo de los españoles. En él acabaron 7.532 exiliados que habían pasado a Francia en 1939 tras la victoria del bando nacional en la Guerra Civil. Con la toma de Francia por parte del régimen nazi fueron primero encerrados en campos de concentración al sur del país galo y luego trasladados, en 1940, en su mayoría a Mauthausen-Gusen, aunque también a Dachau, Buchenwald, el campo de mujeres de Ravensbrück, Bergen Belsen, Auschwitz, Flossenbürg, Natzweiler, Neuengamme, Sttuthof, Sachsenhausen, Gross-Rosen, Aurigny, Guernesey y Neu Bremm.

De los 7.532 que acabaron en Mauthausen-Gusen murió el 64%, 4.816. La tasa de mortalidad española fue mayor que la general: por el campo pasaron 206.000 personas en siete años y murieron 122.000 (59%). Los españoles fueron víctimas del colaboracionismo del régimen franquista con los nazis. Antes de encerrarlos, todavía subidos en los trenes en dirección a Austria, el régimen alemán preguntó a España qué hacer con sus compatriotas. Franco y Serrano Súñer respondieron que a aquellos traidores no se les podía considerar españoles. El nazismo les colocó entonces el triángulo azul de los apátridas, con la S de Spanier en el centro, y procedió con ellos como otros presos más.

Los españoles de Mauthausen se ganaron fama de excelentes albañiles. Casi toda la ampliación del complejo corrió de su cuenta

Los exiliados republicanos participaron activamente en la resistencia organizada en los últimos días del campo y ayudaron a derrotar al nazismo también en los tribunales. Uno de ellos fue Francisco Boix, conocido como el fotógrafo de Mauthausen, un héroe sin más armas que sus negativos. Boix nació en Barcelona el 14 de agosto de 1920 y fue apresado en Francia en mayo de 1940. El 27 de enero de 1941 fue trasladado al campo, donde ingresó con el número 5.145.

Francisco Boix, el fotógrafo de Mauthausen.
Francisco Boix, el fotógrafo de Mauthausen. 

Boix sobrevivió en el infierno más de cuatro años por su habilidad en el laboratorio fotográfico, donde lo emplearon como asistente para tratar las más de 60.000 imágenes tomadas en el recinto con fines oficiales, policiales y de información. Boix fue consciente desde el primer momento de la importancia del material que manejaba.

Cuando el nazismo ordenó destruir las fotografías para eliminar pruebas, Boix consiguió, con ayuda de un grupo de presos, conservar cerca de 20.000 negativos que posteriormente escondió entre los muros de su casa una vecina de Mauthausen. Fue una excepción: los habitantes de la localidad que daba nombre al campo fueron tristemente célebres por su colaboracionismo con las SS para frenar los intentos de fuga.