Un paisaje de ensueño. Luces rojas y azules iluminan un enorme campo sembrado con un movimiento ondulante que simula el ir y venir de las olas del mar. Es la última obra de arte de Daan Roosegaarde, el artista holandés, fundador de Studio Roosegaarde, que desarrolla proyectos que fusionan tecnología y arte en entornos urbanos. Es también un homenaje a la belleza. Y un canto a la importancia de la agricultura.
El nuevo proyecto, que responde al nombre de GROW, se acaba de poner en marcha en Lelystad, en los Países Bajos, y tiene por objetivo hacer que los campos de cultivo sean más sostenibles gracias a una correcta iluminación. Porque la ciencia ha demostrado que ciertas combinaciones de luz azul, roja y ultravioleta pueden mejorar el crecimiento de las plantas y reducir el uso de pesticidas hasta en un 50%.
Sus beneficios no terminan ahí. Porque si bien GROW podría ayudar a mejorar la naturaleza, también ayudaría a dar un nuevo sentido a la palabra “agricultura”, al replantear el paisaje como una obra de arte cultural viva.
Sobre un campo con una superficie de 20.000 metros cuadrados, Roosegaarde ha desplegado cuatro potentes unidades lumínicas, alimentadas con baterías solares, que proyectan haces de luces LED. Azules y rojas para estimular el crecimiento de las plantas; ultravioleta para activar su metabolismo, generando así una mayor resistencia a las sequías y las plagas.
Años de investigación han concluido que la tecnología LED incide en la fotobiología de las plantas de manera positiva
El uso de esta singular combinación de luces no es un capricho del autor, sino el resultado de años de investigación que ha permitido llegar a la conclusión de que la tecnología LED incide en la fotobiología de las plantas de manera positiva.
Los campos de cultivo iluminados con luces LED no solo ayudarían a reducir el uso de pesticidas, sino que también permitiría acercar los cultivos a los núcleos urbanos, limitando el transporte de los productos.
El proyecto, en el que colaboran Rabobank, la Universidad de Wageningen y la empresa neozelandesa Bioluminic, ha contado con el asesoramiento del Springtij Forum y del Foro Económico Mundial en Davos. Se calcula que sus beneficios podrían ayudar a más de 650 millones de personas. La idea es extender esta tecnología a países en los que Rabobank cuenta con filiales, como Etiopía, Kenia, Ruanda, Uganda, Sudáfrica, Nicaragua, Laos o Filipinas.
Para Roosegaarde el proyecto no es una utopía, sino un protopía —concepto a medio camino entre la utopía y la distopía—, ya que ayuda a generar una nueva armonía entre la naturaleza y las personas.
Más información: www.studioroosegaarde.net/project/grow