Real Food, para quien busca una alimentación saludable y sostenible

El movimiento Real Food, de moda en todo el mundo, defiende el derecho a una alimentación saludable y respetuosa con el medio ambiente.

Planeta 2030

El movimiento Real Food, de moda en todo el mundo, defiende el derecho a una alimentación saludable y respetuosa con el medio ambiente.

Ya en los años ochenta, diversos estudios -auspiciados por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)- desarrollaron una nueva corriente que unía conceptos como nutrición y sostenibilidad, creando así el concepto de dieta sostenible.

Según la propia FAO, una dieta sostenible es aquella que genera un impacto ambiental reducido, protege la biodiversidad y los ecosistemas, promueve un estilo de vida saludable y es nutricionalmente adecuada.

Sin embargo, en las últimas décadas, el ritmo cada vez más vertiginoso de las sociedades occidentales ha provocado precisamente el efecto contrario: un aumento en el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados, de la conocida como fast food -o comida rápida- y, en definitiva, de hábitos alimentarios poco saludables y alejados de la dieta sostenible propuesta por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a través de la FAO. Ante esta deriva, algunas voces se han levantado creando alternativas como el Real Food.

Ventajas del Real Food

Este movimiento no solo promueve un estilo de vida más saludable, sino que también favorece un sistema de producción alimentaria más sostenible que repercute positivamente en la lucha contra el cambio climático. 

Además, por ejemplo, los realfooders prefieren la compra a granel que ayuda a reducir el consumo de plásticos.

¿Son malos los productos procesados?

Para reducir la ingesta de comida poco sana, en los últimos tiempos ha surgido el movimiento realfooding. Esta tendencia, que se ha popularizado a través de redes sociales como Instagram -pero que también ha recibido el apoyo de comercios e instituciones públicas-, aboga por la denominada "comida real" pero va mucho más allá. Se considera Real Food a todos aquellos alimentos que no han sido industrialmente procesados o cuyo procesamiento no ha interferido en sus cualidades naturales ni empeorado la calidad de su composición.

Aquí surge la duda, ¿son malos todos los procesados? La respuesta es no y es que como apuntan los expertos hay alimentos que requieren de un proceso para hacerlos más seguros, mejorar su conservación o facilitar su consumo. El problema son aquellos alimentos que durante el proceso pierden algunas de sus propiedades o ven su calidad mermada con la inclusión de algunos ingredientes de carácter industrial.

¿Qué come y que no come un realfooder?

·       SÍ.  Comida real

Alimentos no procesados, mínimamente procesados o cuyo procesamiento no los altere negativamente. Por ejemplo: verduras, tubérculos, hortalizas y frutas; frutos secos, legumbres, hierbas, especias y semillas; café e infusiones; cereales 100 % integrales o de grano entero; pescado, marisco y carnes sin procesar; huevos y leche fresca.

·       SÍ. Buenos procesados

Alimentos cuyo procesamiento industrial es beneficioso y seguro, como cualquier comida real envasada al vacío, el aceite de oliva virgen extra, los panes integrales 100 %, el chocolate negro o el cacao en polvo de más del 70 %, las bebidas vegetales sin azúcares añadidos, etc. Un buen truco para distinguirlos es que en su etiquetado tengan solo de uno a cinco ingredientes.

·       NO. Ultraprocesados

Los realfooders evitan a toda costa estos preparados industriales. Además de ser menos saludables, son uno de los principales causantes de la obesidad a todas las edades. Algunos ejemplos de estos alimentos son: bollería industrial, cereales refinados, snacks salados, chucherías, precocinados listos para calentar o freír, etc.

Consejos para una alimentación sostenible

Para los realfooders también es muy importante la relación entre su dieta y el impacto que esta tiene sobre el medio ambiente. En este sentido, la FAO ofrece una serie de tips para llevar una alimentación sostenible:

  Equilibra tu dieta. Decántate por un régimen rico en verduras, legumbres, frutas y hortalizas.

  Reduce el consumo. Disminuye la cantidad de carnes, pescados y lácteos en tu dieta.

  Opta por lo natural. Olvídate de los precocinados, los transgénicos y los productos elaborados.

  Evita el despilfarro. Adquiere únicamente la cantidad de alimentos que vayas a consumir.

  Apuesta por lo ecológico. Incluye en tu dieta productos libres de plaguicidas y fertilizantes.

  Cuida el medio ambiente. Si consumes alimentos de temporada reducirás las emisiones de CO2.

  Apoya el comercio justo. Elige alimentos que promueven una relación comercial respetuosa.

  Únete a un grupo de consumo. Te facilitará el acceso a productos locales sin intermediarios.

Fuente: Iberdrola