Entrevista al coronel Alberto Ayora, ex jefe de Instrucción de la Escuela Militar de Montaña de Jaca

El coronel del Ejército de Tierra Alberto Ayora, ex jefe del Departamento de Instrucción y Adiestramiento en Montaña de la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales (EMMOE) de Jaca, nos habla del reto que supone la adaptación al frío extremo.

Pedro Gil

El coronel del Ejército de Tierra Alberto Ayora
El coronel del Ejército de Tierra Alberto Ayora

El coronel del Ejército de Tierra Alberto Ayora fue jefe del Departamento de Instrucción y Adiestramiento en Montaña de la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales (EMMOE) de Jaca y, en un par de semanas, será el próximo presidente de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME), tras haber logrado un respaldo abrumador en las elecciones celebradas recientemente.

Alberto Ayora está siguiendo con interés la expedición invernal al K2 y GEO ha tenido la oportunidad de conversar con él acerca de un asunto de especial relevancia: la adaptación al frío extremo.

Pedro Gil: Sergi Mingote está en su última fase aclimatación ¿Qué experiencia ha adquirido como responsable del área de seguridad en montaña de la FEDME acerca de la preparación de nuestros alpinistas en estas expediciones extremas?  

Alberto Ayora: En general considero que son unos excelentes deportistas y profesionales. Están preparados y adaptados para vivir y moverse en gran altitud, pero no todos están instruidos para hacerlo cuando las condiciones son de frío extremo. Exige una formación y experiencia que no son fáciles de obtener en estas latitudes. Es un reto para todos nosotros.

PG: La OTAN realiza unos ejercicios, en los que usted ha participado, denominados Allied Winter Course, ¿nos podría decir en qué consisten?

AA: Sí, por supuesto. Para entender el propósito de estos ejercicios es necesaria una información previa.  En OTAN se clasifican las zonas frías de la Tierra atendiendo al rango de bajas temperaturas en ellas registradas. Así, se distinguen cinco categorías denominadas con la letra C (cold, frío) seguida de un número (0 al 4). Nosotros debemos estar preparados para actuar en la zona C1 (intermediate cold). Afecta a Centroeuropa, Japón y EE. UU. central, con mínimas entre  –21ºC y –32ºC. Y en la zona C2 (cold) que comprende el norte de Noruega, llanuras de Canadá y del Tibet y la mayor parte de los territorios de la antigua URSS, con temperaturas mínimas entre –37ºC y –46ºC. Estas zonas tienen temperaturas constantes extremadamente bajas, escasa humedad y presencia permanente de abundante nieve en superficie. En consecuencia, nuestra instrucción y adiestramiento se enfocan en dar respuesta para el cumplimiento de estas misiones. Es por ello por lo que algunos oficiales y suboficiales, preferentemente instructores y profesores, acudimos a estos cursos en los que te instruyes para, entre otras cosas, aprender la gran diferencia que puede suponer actuar en clima frío extremo, pero en zonas de diferente situación geográfica.

PG: ¿Qué diferencias existen entre las zonas de frío extremo?

A.A. Es muy diferente una zona de frío extremo seco, donde evitamos problemas de congelación de la humedad y la transpiración, o el empañamiento de las gafas, a otro escenario de frío extremo húmedo, donde además la humedad puede tener un componente salino que afecta a las baterías de los medios de transmisión y al material. Esta humedad hace que la transpiración se congele, tanto en la ropa como en el saco de dormir o la tienda. Hay que ser extremadamente cuidadoso y quitar todo resto de hielo, ya que si se derriten luego mojan todo y aumenta el riesgo de congelación. Así mismo, por todos es conocido y sufrido el efecto del viento en el organismo y la sensación térmica que provoca. La tenue raya que separa la vida de la muerte, en una temperatura por debajo de los 32 grados bajo cero, puede dibujarse con unos escasos metros de velocidad del viento.

PG: ¿Qué puede aprender un ochomilista invernal o un alpinista que desarrolla su actividad en situaciones de frío extremo?

A.A. En estos cursos aprendes las principales medidas de prevención y las principales lesiones originadas por el frío: la hipotermia y la congelación. Es fundamental la instrucción individual para conocer las respuestas fisiológicas y clínicas para poder detectar y realizar un diagnóstico precoz. Aquí se dice que quién es capaz de combatir en el Ártico es capaz de hacerlo en cualquier parte del mundo. En el fondo, lo que subyace en esta máxima es que se debe ser extremadamente cuidadoso y disciplinado. Hay rutinas que salvan la vida y evitan lesiones de importancia, como llevar un termo de bebida caliente y beber a menudo; como moverse lento para no sudar o como mantener siempre calientes los guantes de repuesto. Este ambiente no perdona un mínimo error.  Esto, por supuesto es aplicable al alpinismo. Al igual que sucede en una cordada, es imprescindible contar siempre con un compañero instruido y vigilarse mutuamente, principalmente para prevenir congelaciones de nariz y orejas, ya que son las más difíciles de auto detectar por uno mismo.

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