El cangrejo ermitaño y su estrecha relación con una anémona

Una investigación de la Universidad de Tokio ha encontrado una especie de cangrejo ermitaño que lleva una anémona específica y previamente desconocida en su espalda, con la que mantiene una notable relación simbiótica.

Juan Domínguez

El cangrejo ermitaño ocupa las conchas vacías de los moluscos, transportando éstas como casas móviles.
El cangrejo ermitaño ocupa las conchas vacías de los moluscos, transportando éstas como casas móviles.

Los cangrejos ermitaños se encuentran en los océanos de todo el mundo, ocupando hábitats que van desde aguas costeras poco profundas hasta los mares más profundos. Tienen abdómenes blandos y frágiles que deben protegerse de los daños y están adaptados para ocupar las conchas vacías de los moluscos, transportando éstas como casas móviles mientras se alimentan de detritos en el fondo del océano.

Un estudio, dirigido por el doctor Yoshikawa, de la Universidad de Tokio, ahora ha identificado una especie de cangrejo ermitaño en la costa de Japón que lleva una especie de anémona específica y previamente desconocida en su espalda. La anémona, descrita por primera vez en este estudio, ha sido nombrada Stylobates calcifer y solo se encuentra en las conchas de una sola especie huésped de cangrejo ermitaño, Pagurodofleinia doederlein. De hecho, es tan importante para éste que, cuando éste se muda a una nueva concha, hará todo lo posible para llevarse a la anémona.

Se han encontrado al menos 35 especies de anémonas marinas simbióticas que viven en las patas de los cangrejos ermitaños o en las conchas que habitan

Se han encontrado al menos 35 especies de anémonas marinas simbióticas que viven en las patas de los cangrejos ermitaños o en las conchas que habitan. La simbiosis implica una estrecha relación física entre organismos de diferentes especies, y en este caso, se trata de una relación mutualista de la que ambas especies se benefician. Tener una anémona que cubra la espalda puede proporcionar camuflaje y protección, mientras que navegar por el agua en el caparazón de un cangrejo ermitaño puede garantizar el acceso a los alimentos, en particular los restos de comida que quedan después de que éste cena.

Se trata de una relación mutualista de la que ambas especies se benefician.
Se trata de una relación mutualista de la que ambas especies se benefician. Foto: IStock.

El doctor Yoshikawa y su equipo recolectaron 16 especímenes de la nueva anémona de profundidades de 100 a 400 metros entre 2017 y 2020. Todos los ejemplares procedían del océano, en el lado Pacífico de Japón, y se usaron para estudios detallados de la anatomía, morfología, histología y genética de la especie. Con base en los resultados de estos análisis, los investigadores describieron y nombraron la nueva especie de anémona, Stylobates calcifer, en una publicación en The Biological Bulletin, una revista de la University of Chicago Press.

Los investigadores pudieron observar de un ejemplar cuando cambiaba de caparazón, ampliando así la comprensión de cómo se mantiene esta relación simbiótica entre el cangrejo ermitaño y la anémona

Además de esto, los científicos pudieron grabar imágenes de vídeo en vivo del proceso, mediante el cual un cangrejo ermitaño que eligió mudarse de casa logró persuadir a su anémona para que se separara del caparazón viejo y se asentara en el nuevo. Esta no es una tarea fácil, ya que ella ocupa toda la superficie superior del caparazón y está adherida por medio de una secreción quitinosa dura llamada carcinoecio. Esta estructura la ayuda a adherirse, pero también fortalece y agranda el caparazón, lo que le da al cangrejo una ocupación prolongada de su refugio.

A pesar de esto, un cangrejo ermitaño, finalmente, necesitará encontrar un alojamiento nuevo y más espacioso. Los investigadores pudieron observar de un ejemplar cuando cambiaba de caparazón, ampliando así la comprensión de cómo se mantiene esta relación simbiótica entre el cangrejo ermitaño y la anémona.

Los autores del estudio reconocen que todas sus observaciones involucraron solo una pareja de ejemplares, debido a las dificultades que implica recuperar y mantener especies de aguas profundas en cautiverio. Sin embargo, sugieren que sus observaciones revelan detalles de una notable relación simbiótica entre organismos de aguas profundas. La investigación futura debería centrarse en cómo las anémonas reconocen a los cangrejos ermitaños anfitriones en el fondo del océano y luego construyen y retienen su asociación altamente específica con ellos.

Fuente: Earth.com.

El búfalo de agua y las garcillas tienen una relación de simbiosis llamada comensalismo.

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