El opilión es un arácnido muy común, acostumbrado a esperar pacientemente la comida en los recovecos de nuestros techos. Pero, también, puede ser útil para que los científicos comprendan mejor la evolución de los arácnidos.
Un equipo de investigadores ha modificado genéticamente especímenes de opilión cambiando la longitud o el tipo de sus piernas. Además de permitir el desarrollo de herramientas genéticas más efectivas, este trabajo también ayuda a los biólogos aclarar ciertas áreas grises sobre la segmentación o incluso el desarrollo evolutivo de los arácnidos.
El resultado es efectivamente un opilión con piernas cortas en lugar de largas
Usando un proceso conocido como interferencia de ARN (RNAi), los científicos han podido alterar la composición genética de estos insectos para que sus distintivas extremidades delgadas se vuelvan el doble de cortas. Este proceso, que utiliza la propia secuencia de ADN de un gen y pequeños fragmentos de ARN para desactivar el gen, se ha aplicado a Phalangium opilio, una de las especies de opilión más comunes del mundo.
El resultado es efectivamente un opilión con piernas cortas en lugar de largas. El equipo detrás del trabajo espera que los experimentos puedan decir más sobre cómo evolucionaron estas extremidades alargadas. El estudio fue publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B. Asimismo, los investigadores creen que el trabajo facilitará el desarrollo de herramientas más sofisticadas para la genética funcional.
Después de secuenciar el genoma de P. opilio, se identificaron tres genes que sirven como mapa para varias partes del cuerpo. Luego, descubrieron que dos de estos genes se activaron en las patas de los embriones de arácnidos. La desactivación de genes en otros embriones produjo patas diferentes: al menos dos de eran más cortas de lo normal y se habían convertido en pedipalpos, que son extremidades que se usan específicamente para manipular alimentos.
El equipo desactivó el tercer gen que se cree que está relacionado con la construcción de piernas en los embriones. Éstas no se convirtieron en pedipalpos
Luego, el equipo desactivó el tercer gen que se cree que está relacionado con la construcción de piernas en los embriones. Éstas no se convirtieron en pedipalpos, pero se acortaron y perdieron sus tarsómeros, las articulaciones que se usan para agarrarse.
Técnicamente, la especie opilión no es una araña, sino un pariente cercano, lo que hace que estas criaturas sean útiles para comprender cómo evolucionó la multitud de diferentes arácnidos en nuestro planeta.
Fuente: New Scientist.