Un arroz tolerante a la salinidad y resistente a hongos en el Delta del Ebro

Un proyecto del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias en el Delta del Ebro espera obtener nuevas variedades de arroz tolerantes a la salinidad y con una resistencia alta al hongo Magnaporthe oryzae.

Campo de arroz en el Delta del Ebro. Foto: IRTA.
Campo de arroz en el Delta del Ebro. Foto: IRTA.

Los efectos del cambio climático y las plagas amenazan el cultivo del arroz en el Delta del Ebro, en especial la salinidad de los campos causada por la intrusión del mar, el caracol manzana y el fallo del arroz, una enfermedad provocada por el hongo Magnaporthe oryzae.

Se trabaja en variantes “que garanticen la rentabilidad y la sostenibilidad del arroz y la demanda, tanto del sector como de los consumidores, de unos cultivos seguros y saludables”

Con el objeto de garantizar la viabilidad del cultivo del arroz en condiciones de cambio climático, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) está trabajando en el desarrollo de variedades más resistentes a la salinidad y a las plagas y “que garanticen la rentabilidad y la sostenibilidad del arroz y la demanda, tanto del sector como de los consumidores, de unos cultivos seguros y saludables”.

Así lo desveló Mar Català, especialista en este producto del IRTA, a los representantes de diversos organismos y entidades de las Tierras del Ebro que asistieron hace algunos días a una jornada institucional, organizada por la institución.

Explicaciones de Mar Català, especialista en este producto del IRTA.
Explicaciones de Mar Català, especialista en este producto del IRTA. Foto: IRTA.

El encuentro tuvo lugar primero en el centro del IRTA en Amposta y, a continuación, en un campo experimental en Deltebre en que el IRTA ha sembrado diferentes variedades de arroz, de las que se espera obtener líneas tolerantes a la salinidad con un comportamiento agronómico óptimo y un nivel productivo elevado.

En este evento, Miguel Campos, delegado del IRTA en las Tierras del Ebro, destacó su importancia, debido a que “responde a la voluntad del IRTA de dar a conocer a la sociedad la investigación que desarrolla, para que nuestro Delta y su sector productivo sean más resilientes”. Por parte del IRTA, además de Campos y Català, también asistió el director general, Josep Usall, y la directora de Relaciones institucionales y Transferencia, Rosa Cubel.

El objetivo del proyecto es generar nuevas variedades de arroz tolerantes a la salinidad y resistentes a enfermedades

En el campo experimental del IRTA en Deltebre, los asistentes pudieron pasear por el arrozal y atendieron a las explicaciones de la especialista en arroz Mar Català, quien explicó, a grandes rasgos, en qué consiste el experimento y cuáles objetivos tiene. Éste se enmarca en el proyecto “Mejora de la resistencia a estreses bióticos y abióticos en variedades de arroz para acero frente al cambio climático (RICRES)”, de cuatro años de duración, ejecutado conjuntamente con el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) y financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. El objetivo del proyecto es generar nuevas variedades de arroz tolerantes a la salinidad y resistentes a enfermedades, un proyecto que pretende concluir una actividad iniciada en 2010.

Una solución sencilla y económica

Las consecuencias del cambio climático en el Mediterráneo ya son evidentes: hay más periodos de sequía y la escasez de agua dulce conlleva un incremento en la salinidad de los campos

En España, el tipo de arroz que se cultiva es el japonica, que está adaptado a los climas templados, y del que hay variedades con buenas cualidades agronómicas. Sin embargo, su cultivo es objeto de enfermedades y factores climatológicos adversos que lo ponen en riesgo, entre los que está la salinidad de los campos y las infecciones por hongos como el fallo del arroz. Las consecuencias del cambio climático en el Mediterráneo ya son evidentes: hay más periodos de sequía y la escasez de agua dulce conlleva un incremento en la salinidad de los campos, y está previsto que se agravará con la subida del nivel del mar y el riesgo de intrusión marina.

Medición de la salinidad en los arrozales.
Medición de la salinidad en los campos de arroz. Foto: IRTA.

Por otor lado, desde 2009, los arrozales del Delta del Ebro han sido invadidos por el caracol manzana, que provoca daños muy importantes. El secado de los campos y de la semilla son algunas de las medidas más efectivas para controlar la plaga, pero, al mismo tiempo, agravan el problema de la salinización, al que cuesta hacer frente por la falta de agua dulce para lavar los campos.

“Se trata, además, de soluciones sencillas y relativamente económicas de controlar la enfermedad para los arroceros”.

Con respecto al fallo del arroz, es una de las enfermedades que más arrasan los arrozales y controlarla es complejo debido a la elevada tasa de mutación del hongo. Actualmente, se hace frente de forma preventiva con fungicidas, pero su uso está restringido tanto en España como en la Unión Europea. “Es en este sentido que las variedades resistentes son cruciales”, apuntó Català, que añadió que “se trata, además, de soluciones sencillas y relativamente económicas de controlar la enfermedad para los arroceros”.

Los resultados que se espera obtener en este proyecto son nuevas variedades de arroz tolerantes a la salinidad con una resistencia de alto espectro al hongo que provoca el fallo del arroz.

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