El transporte de alimentos genera enormes cantidades de dióxido de carbono

El transporte de productos alimenticios representa casi una quinta parte de las emisiones de carbono en el sistema alimentario, una porción mucho más grande de lo que se pensaba, según la primera estimación completa de la huella de carbono global de la industria.

El transporte nacional e internacional de alimentos representa una gran proporción de las emisiones del sistema alimentario.
El transporte nacional e internacional de alimentos representa una gran proporción de las emisiones del sistema alimentario.

La limpieza de la tierra para la agricultura, la cría de ganado y el traslado de alimentos hacia y desde las tiendas agrega una gran cantidad de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Las Naciones Unidas estiman que el cultivo, procesamiento y envasado de alimentos representa un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto ha llevado a una explosión de estudios que analizan cómo los sistemas alimentarios afectan el clima, desde causar cambios dañinos en el uso de la tierra hasta liberar gases de efecto invernadero, dice Jason Hill, científico ambiental de la Universidad de Minnesota, en St Paul.

Pero, la complejidad del sistema alimentario ha hecho que sea difícil medir cuánto dióxido de carbono en la atmósfera es un resultado directo de éste, particularmente las del transporte. Anteriormente, la mayoría de los estudios subestimaba las emisiones, porque se centraba solo en las generadas por el traslado de un solo producto, como una barra de chocolate, hacia y desde la tienda. Este método tiende a pasar por alto la multitud de otros camiones, barcos y aviones involucrados en la recolección de todos los ingredientes necesarios para hacer la barra, señala Li.

Emisiones desiguales

Con la esperanza de cerrar esta brecha, Mengyu Li, investigadora de sostenibilidad de la Universidad de Sydney en Australia, y sus colegas acumularon datos de 74 países y regiones, y observaron de dónde provenían los alimentos, a dónde iban y cómo se movían de un lugar a otro. Descubrieron que, en 2017, el transporte de alimentos agregó emisiones equivalentes a 3.0 gigatoneladas de CO2 a la atmósfera, hasta 7,5 veces lo estimado anteriormente. La investigación fue publicada en Nature Food el 20 de junio.

Camión de refrigeración.
Camión de refrigeración. Las naciones ricas utilizan la refrigeración cuando se mueven frutas y verduras frescas. Foto: IStock.

Las naciones ricas fueron responsables de generar casi la mitad de las emisiones del transporte internacional de alimentos, a pesar de representar solo alrededor del 12% de la población mundial

Las naciones ricas fueron responsables de generar casi la mitad de las emisiones del transporte internacional de alimentos, a pesar de representar solo alrededor del 12% de la población mundial. Los países de bajos ingresos, donde vive alrededor de la mitad de la población mundial, generaron solo el 20% de las emisiones del transporte internacional de alimentos.

Esta diferencia surge en parte porque las naciones ricas son más propensas a importar alimentos de todo el mundo. También utilizan la refrigeración cuando se mueven frutas y verduras frescas, que es extremadamente intensiva en carbono. El movimiento de frutas y verduras generó el doble de la cantidad de CO2 producidos por su cultivo.

Gráfico sobre el transporte de alimentos y las emisiones que produce.
Gráfico sobre el transporte de alimentos y las emisiones que produce. Gráfico: Nature.

Pero, los resultados no significan que las personas deban tratar de limitar la cantidad de verduras en su dieta, apunta Nina Domingo, investigadora de sostenibilidad de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut. Muchos estudios han demostrado que las dietas basadas en éstas son mejores para el medio ambiente que consumir grandes cantidades de carne roja, porque el ganado necesita mucha tierra y eructar gases de efecto invernadero. Reducir el consumo de carne roja y comer alimentos producidos localmente podría ayudar a los países ricos a reducir sus impactos climáticos, concluyen los investigadores.

Fuente: Nature.